Tres versiones del cuento en Panamá: Rogelio Sinán, Rosa maría Britton y Enrique Jaramillo Levi
Resumen
Tres versiones del cuento en Panamá es un compendio
de ensayos crítico-literario sobre tres autores que han dado
renombre a las letras istmeñas.
Rogelio Sinán, quien indiscutiblemente marca un hito
dentro de la literatura panameña por sus aportes de renovación
vanguardista y su trascendencia dentro del mundo cultural
panameño y universal. La Dra. Rosa María Britton, quien sin
ser filóloga ni humanista de profesión, es una de las escritoras
más leídas de las últimas décadas y ha ganado en seis ocasiones
el concurso Ricardo Miró; y Enrique Jaramillo Levi, infatigable
promotor y difusor de la cultura, y exitoso escritor, quien ha
trascendido las fronteras patrias, pues su obra es producto de años
de esfuerzo y dedicación, es uno de los más fecundos literatos en
la actualidad.
No obstante, debo mencionar que existe en nuestro país un
numeroso grupo de escritores talentosos que han elevado el nivel
cultural y artístico de la literatura panameña y la han colocado en
un sitial de honor. Tal es el caso de Álvaro Menéndez Franco,
Lucas Bárcena, Mario Augusto Rodríguez, moisés Castillo,
Ramón H. Jurado, Roberto Luzcando, Giovanna Benedetti,
Reúl Leis, Justo Arroyo, Pedro Rivera, Dimas Lidio Pitti, Rafael
Ruiloba, entre otros.
El libro está estructurado en tres partes: cada una dedicada
a uno de los autores seleccionados, tiene una unidad común para
el análisis, que es el marco teórico referencial de tres escritores
hispanoamericanos que han teorizado sobre el género cuento.
Estos son: Horacio Quiroga, quien en 1925 escribió el Decálogo
del perfecto cuentista, y posteriormente, en 1928 La retórica
del cuento, cuyos postulados constituyen el canon tradicional.
Juan Bosch, quien en 1958 escribió sus apuntes sobre el Arte de
escribir cuentos. Julio Cortázar, que en 1962 escribe Algunos
aspectos del cuento en los que también se pone a teorizar.
Estos dos últimos escritores, a pesar de que difieren entre
sí ligeramente, según sus intereses narrativos, y que pertenecen
a una época diferente del primero, mantienen en esencia los
mismos principios de Quiroga.
En síntesis, la forma tradicional del cuento y los aspectos
en los que coinciden estos tres teóricos son:
- El cuento relata un solo acontecimiento.
- Comprende uno o muy pocos personajes.
- Es una narración breve en prosa.
- Está narrado sin interrupciones.
- Mantiene una tensión creciente hasta el desenlace.
- Puede tener un desenlace sorpresivo, pero motivado
coherentemente por el desarrollo.
- Mantiene unidad de estilo, provocado por una particular
situación comunicativa.
Estos son los postulados fundamentales en los cuales están
basados los ensayos que presento a la consideración del lector.
En cuanto a las variantes de la “forma” de los cuentos,
debo aclarar que menciono las siguientes: cuento largo, novela
corta, relato y poema en prosa; además, por supuesto, del cuento
corto apegado al canon tradicional que ya ha sido comentado
anteriormente.
Para esta clasificación he considerado los conceptos
teóricos de Mariano Baquero Goyanes en su libro ¿Qué es el
cuento? (1967) y de Carlos Mastrángelo en El cuento argentino
(1975).
A manera de información resumida las definiciones que
han sido asumidas para el análisis de estos cuentos.
Cuento largo es aquel que debido al tema que trata, a su
extensión y a la morosidad implícita en él, comprende muchas
páginas; pero que, sin embargo, conserva pocos personajes y una
sola línea de acción en la que se pueden escindir los tres momentos
de la narración: exposición, nudo o clímax y desenlace.
Novela corta es el relato en el que se capta más de una
línea de acción, por ende, hay más de un clímax, varios personajes
(principales y secundarios); gran morosidad lograda a través de
constantes descripciones, diálogos o la intervención del narrador.
Otro elemento considerado para esta variante del cuento es la
subdivisión interior, es decir, implícita o explícitamente se
divide la narración en capítulos o segmentos, que a veces incluso
aparecen enumerados; otras veces, solamente es el espacio en
blanco entre un párrafo y otro el que marca la separación.
El relato está dado en forma anecdótica. Se considera
como tal toda la narración entregada por una persona que
presenció el acontecimiento narrado, o sea que fue testigo del
hecho o bien le fue referido por otras personas, y él a su vez lo
refiere a terceros.
Por último, está el Poema en prosa. En éste, prácticamente
no existe la narración. Contiene, eso sí, un hondo lirismo y
sonoridad verbal que lo remite a la poesía. Una de las formas
más sencillas de distinguir el cuento del poema en prosa es tratar
de resumirlo. Si se puede contar, se está ante un cuento. Si no es
posible, o resulta difícil, podríamos estar ante un poema en prosa.
Espero que este libro sirva como aporte didáctico a los
estudiosos de la literatura panameña y contribuya a valorarla en
justa dimensión.