En Panamá, cada cinco años la historia de siempre es que, ante un cambio de gobierno, las políticas mantenidas por la administración saliente son desechadas y cambiadas por otras, supuestamente, mejores en cuanto a formulación y objetivos. De modo que, durante cada periodo de cinco años se aplican políticas que responden a la agenda de los gobiernos de turno y no necesariamente al bienestar general de la población, para luego comenzar prácticamente de cero con todo lo que ello implica.

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